1912-15

Aprendiendo a enseñar ciencias


En el número 12 de la céntrica calle madrileña de Montalbán, a escasos metros de la actual sede del ayuntamiento de la capital, se encuentra el Museo Nacional de Artes Decorativas. En su fachada todavía hoy puede encontrarse una placa que, pese al desgaste del tiempo y la intemperie, recuerda a la institución que dicho edificio albergó entre 1909 y 1932: la Escuela de Estudios Superiores del Magisterio. En este centro se formaron como profesores de escuela normal (esto es, como profesores en los estudios de magisterio) e inspectores de enseñanza centenares de docentes venidos de toda España, entre los que se encontraba Modesto Bargalló.

No sabemos con exactitud cuándo llegó el joven Bargalló a Madrid. Posiblemente debió ser en el último trimestre de 1911 a fin de preparar el acceso a la Escuela de Estudios Superiores del Magisterio. Tras un año como auxiliar en el Colegio de Sordomudos, realizó las pruebas de acceso en septiembre de 1912. Dichas pruebas consistían en tres ejercicios. En primer lugar, la lectura y traducción de un texto del francés al castellano, sin ayuda de diccionario. En segundo lugar, la redacción de un texto de pedagogía. Finalmente, para la sección de ciencias, se realizaba una prueba oral sobre algún tema científico, así como un ejercicio práctico de matemáticas, dibujo, ciencias fisicoquímicas y naturales.

 

En octubre de 1912 Bargalló inició su formación como docente normalista de ciencias. Durante los tres cursos que permaneció en este centro, Bargalló estudió materias generales sobre pedagogía (Pedagogía, Historia de la Pedagogía, Pedagogía para Anormales, Psicología, Lógica y Ética aplicada a la Pedagogía, Organización, Legislación y Administración Escolar) y materias específicas del ámbito de la enseñanza de las ciencias (Metodología de las Ciencias Matemáticas, de las Ciencias Físicas, de las Ciencias Químicas y de la Historia Natural), entre otras (Dibujo, Música, Educación Física, Fisiología e Higiene, Derecho, Economía...). 

Luis de Zulueta.
Luis de Zulueta.

Con la perspectiva del tiempo, Bargalló guardará especial recuerdo de dos de los profesores que tuvo en este centro. Se trata de Mercedes Sardá Uribarri, hija del pedagogo catalán Agustín Sardá Llabería (amigo personal de Francisco Giner de los Ríos), licenciada en Filosofía y Letras y profesora de Organización, Legislación y Administración Escolar; y del célebre pedagogo Luis de Zulueta y Escolano, licenciado en Filosofía y Letras, profesor de Pedagogía e Historia de la Pedagogía y Ministro de Estado de España con la Segunda República. Muy posiblemente Bargalló pudo experimentar en primera persona los efectos de concebir la enseñanza como un proceso de investigación que defendió Zulueta, cuyas clases solían tener un carácter eminentemente práctico y participativo, fomentando el diálogo socrático entre docente y discentes. 

Manuel Bartolomé Cossío.
Manuel Bartolomé Cossío.

En Madrid Bargalló disfrutó de los cursos de pedagogía que impartía el destacado pedagogo Manuel Bartolomé Cossío en el Museo Pedagógico Nacional, institución clave en la formación de docentes desde finales del siglo XIX y que el propio Cossío dirigió. Entre las ideas fundamentales de su credo pedagógico (en sintonía con las ideas de la Institución Libre de Enseñanza), Cossío defendió la importancia de la construcción de artefactos en el transcurso de las clases en lugar del empleo de los costosos instrumentos que habían constituido los gabinetes escolares a lo largo del siglo XIX.

Estas ideas también eran reforzadas en los cursos prácticos sobre enseñanza de la física y de la química que impartía en el museo Edmundo Lozano. Las clases de Lozano dejaron una profunda impronta en Bargalló hasta el punto de que su ulterior labor docente y editorial no puede entenderse plenamente sin considerar la labor de Lozano. Así, no nos sorprenderá encontrar a Lozano en la dedicatoria que Bargalló incluyó, junto a Marcelino Martín, en su obra Manual de Química, un texto que contará con excelentes críticas de varias figuras de la ciencia de la época. 

Dedicatoria inicial del «Manual de Química» de Bargalló y Martín.
Dedicatoria inicial del «Manual de Química» de Bargalló y Martín.

En este vibrante ambiente intelectual, pedagógico, científico y cultural se encontraba el joven Bargalló cuando el 25 de junio de 1915, al término de su formación en la Escuela de Estudios Superiores del Magisterio con el segundo mejor expediente de su promoción en la especialidad de ciencias (solo precedido de la flamante Margarita Comas Camps), era nombrado Profesor Numerario de Física, Química, Historia Natural y Agricultura de la Escuela Normal de Maestros de Guadalajara. En este centro educativo desarrollará su carrera docente hasta el avance de Guerra Civil.